lunes, 8 de septiembre de 2014

Nuestro ambiente Montessori. Zona de juegos.

Durante el embarazo hubo cosas que no me preocuparon mucho. Mi hermana, por ejemplo, se volvía loca cuando le decía que no le tenía miedo al parto, que era algo que tenía que llegar y cuanto más tranquila estuviera, mejor. A alguna amiga le inquietaba lo difícil que podría ser la vida en casa con una persona más. Yo pensaba que para eso estaba embarazada. Pero si hubo algo que me preocupara incluso antes de quedarme encinta, es la educación. De hecho, si algo teníamos claro cuando nos planteamos buscar un hijo, era que no queríamos guarderías ni abuelas que cuidaran de nuestro hijo: Lo ideal era dejar el tema laboral a parte y dedicarme a educarlo yo, al menos, hasta que entrara al cole a los tres años. Por aquel entonces, poco sabía de la señora María Montessori. Pensándolo ahora, si hubiera sabido de ella, habría cambiado varias cosas en la preparación de la casa para la llegada de Ó.

Conocí el método Montessori curioseando webs acerca de la estimulación temprana, cuando Ó ya tenía tres meses. Comencé a leer y leer, libros, blogs, artículos, y cada vez me fascinaba más y me sentía más identificada con los valores de éste método. A pesar de que ya tenía la habitación de Ó montada desde antes de que naciera, he intentado aplicar lo que he podido en casa según la filosofía Montessori. De haberlo sabido, ya os digo que nada tendría que ver su dormitorio con el que tiene ahora. Pero bueno, lo del dormitorio lo dejamos para el segundo embarazo.

En casa, con las condiciones que tenemos, hemos acondicionado para Ó una zona de actividades en el salón siguiendo las pautas Montessori en todo lo que hemos podido. Aún tengo cosas pendientes, pero quería mostraros cómo se entretiene Ó en su mundo.


Éstas dos fotografías muestran el entorno preparado que tenemos en casa. Estanterías a su altura, los juguetes a la vista y accesibles, la pizarra magnética a su alcance... Y al otro lado nuestras últimas adquisiciones: Una mesa y un par de sillas, y un baúl donde guardamos los cojines que utilizamos a la hora de leer.


Acerca de la mesa y las sillas, están pendientes de arreglar por Papá. Tenemos que cortar unos cuantos centímetros de las patas para permitirle a Ó sentarse solo. 
Todo está pensado para fomentar su autonomía e independencia. Y aunque casi nunca juega solo, pues siempre estamos Papá o yo observando o compartiendo actividad con él, Ó se siente muy seguro en su zona y sabe que es su territorio. Tanto, que en cuanto hay alguna novedad en las estanterías o paredes, coge a las visitas de la mano y las lleva hasta el lugar para enseñársela.

En cuanto al contenido de los estantes, hay poco material Montessori puesto que para tan bebés el material prácticamente se resume en cajas de permanencia y cestos de tesoros. Pero tenemos varias actividades que aunque no sean Montessori, siguen su filosofía, tienen control de error y sirven para desarrollar habilidades.

Ésto es de las cosas menos montessorianas que tenemos, pero a Ó le encantan. Los arrastra, los lanza, los monta, los desmonta, los trae, los lleva... En fin, los disfruta.


Lo siguiente es un artilugio casero hecho a partir de una lata de leche y palitos de colores del bazar. Es capaz de estar media hora concentrado hasta que logra insertarlos todos dentro. Con ello mejoramos la motricidad fina y la coordinación óculo-manual. Con la edad que tiene, se limita a introducirlo todos, pero en unos meses se puede variar la actividad, limitando por ejemplo el número de palitos, o el color a introducir. El abrir la tapa y hacer el recuento, o que aparezca un palito de un color diferente al decidido, es un control de error que permite al niño rectificar. Algo muy barato, práctico y duradero.


No puede faltar un apilable o un encajable. Es de plástico, pero cumple su función, ya que la torre rosa es demasiado complicada como para dejarla a manos de un niño de un año. Con éste encajable diferenciamos colores y tamaños, apilamos, metemos uno dentro de otro... Mejoramos la coordinación, equilibrio y motricidad. Algunas veces usamos los dos cubos más grades para esconder un objeto y que Ó adivine en cuál de los dos está después de darles unas vueltas... Ahora ha pillado lo de los colores y no hay quien le tome el pelo! Tendré que hacerme con dos recipientes opacos del mismo color para seguir jugando a eso.
Además, Ó también los usa para introducir cosas dentro y dárselas a Papá o a mí (a modo de vaso, entiendo, porque a la vez nos hace el gesto de beber) o intenta ponérselos en la cabeza.


Juguetes para enhebrar. En el cuenco tiene varias piezas con un agujero central por el que pasa la cuerda roja (Alcampo, 7euros). La manzana sirve para que trate de enhebrar el gusano por todos los agujeros.
Mejoran también la motricidad y la coordinación óculo-manual, la orientación espacial y la concentración.


Juguete Mula de IKEA. Mejora también las habilidades motrices y el pensamiento lógico. Ó no le hace mucho caso, y al rato de pasar las piezas de un lado a otro, decide cogerlo como puede y pasearlo por el salón.


Bloque para amartillar, de Mula, IKEA. Más de lo mismo. En realidad, a esta edad, casi todo se centra en motricidad, concentración, coordinación. Ó juega bastante con él, aunque hay que tener cuidado porque luego va maza en mano contra todo lo que pille (véase mesa, sofá, suelo, cabeza de Mamá..)


Estante musical. Todo son instrumentos de percusión: Triángulo, castañuelas, cascabeles, pandereta, maracas y xilófono. Casi todo es de un pack de Lidl que cuesta 10 euros. El palo del triángulo y las baquetas del xilófono los tenemos fuera de su alcance y los pide cuando quiere tocar. Aprenden que variando el movimiento e intensidad del golpe, obtienen diferentes resultados, además de canalizar estrés. Cuando son más mayores se obtienen mayores beneficios con los objetos de percusión, como la estimulación de la atención, concentración y memoria al recordar ritmos; o la coordinación al intentar tocar varios instrumentos a la vez como en una batería. A Ó le encantan. De hecho, todo lo que sea golpear y hacer ruído, le encanta.


Libros, cuentos de baño, y puzzle. Estamos pendientes de comprar un par de estantes donde colocar los libros. Leemos a Ó desde muy pequeñito, y es algo que le gusta. Estos son los libros que puede tener a mano sin peligro de romperlos: Cartón duro o plástico. Ahora se limita a señalar los elementos que conoce y nombrarlos o imitar sonidos de lo que ve en sus páginas cuando los coge él; y a escuchar atento y meterse en la historia cuando leemos Papá o yo. Él puzzle lo intenta pero le cuesta horrores completarlo. os aconsejo comprar uno simple de formas circulares o cuadradas para no frustrarlo. Ó es muy cabezón y no se da por vencido, pero aunque coloque las piezas en su lugar, la mayoría de veces necesita ayuda para encajarlas bien.


Ésto es un cesto de tesoros que tiene en un rincón. Voy variando el contenido semanalmente cambiando texturas, colores, materiales, etc. Lo saca, lo chupa, lo arroja, lo mete, lo enseña, intenta encajar unas cosas con otras... En fin, se entretiene. Pero hay que cambiar el contenido sin dejar mucho espacio de tiempo porque lo aburren.


Ésto no está a su altura. Son las baquetas y el palo del triángulo, que podrían causarle daño, y los libros con pop-ups que podría romper. Son los que más le gustan. El pollo Pepe está en casa desde los ocho meses y lo leemos a diario 4 o 5 veces. Es un libro muy divertido y si cuenta bien, los bebés lo disfrutan mucho. Ó se coge la barriga cuando decimos que Pepe ha comido mucha cebada y exclama "OOOHH!" como si estuviera muy lleno, y así todo el libro. Un día os tengo que enseñar un vídeo de cómo se lo pasa con el cuento porque es para verlo. La oruga glotona no tiene desperdicio tampoco, tiene un poco más de historia que el pollo Pepe y los desplegables son alucinantes. Como plus, tiene partes movibles que a Ó le fascinan.


A parte de ésto, tenemos la pizarra con los imanes que Ó transporta de la pizarra a la nevera y viceversa. La usamos muchas veces para pedirle colores, por ejemplo: "¿Puedes traer uno rojo para Papá?" o "A Mamá le gusta el color azul, ¿Tienes de color azul?" Ésto lo estamos practicando desde hace un par de semanas, cuando empezó a señalar objetos diciéndonos "GOJJJOOOO!" 
Hay que aprovechar los periodos sensibles.

En cuanto a la zona de juegos ya está todo. He de decir que tenemos más material pero lo tengo guardado ya que los rotamos mensualmente. Para la próxima rotación crearé otra entrada y os lo enseño.
Y el resto de estancias aún no están acondicionadas a él. Tengo pendiente una cajonera en la cocina con sus platos, vasos, cubiertos y manteles, así como tentempiés, pero quiero esperar a que sea un poquito más mayor. Y el baño igual, cuando tenga un poco más de autonomía y pueda pedir pipí, se acondicionará la estancia.

Una casa que me encanta es la de Bei, del blog Tigriteando. En esta entrada podéis ver cómo fomenta la autonomía de sus niñas con un total acondicionamiento de la vivienda; y en ésta otra, a lo que aspiro que sea la próxima habitación de actividades de Ó.

Otra referencia para mí es Sandra, del blog Montessori en casa. Aquí podéis ver su ambiente preparado y cómo se puede montessorizar sin necesidad de mucho espacio.

No perdáis de vista éstos dos blogs porque tienen posts súper interesantes, son dos de las personas de las que más he aprendido!


















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